Será que es agosto y con ello llegan los sabrosos olores de un ayer no tan lejano, que el domingo pasado me levanté con ganas de comer unos choricitos fritos con mote, lechuga y esa ensalada de cebollas,zanahoria cocida,tomate con su pan de tortilla...humm.
Imbuído de un espíritu gastronómico patriótico me dirigí presto e ilusionado al barrio de Usera "la pequeña Bolivia" de Madrid ,que es donde me dieron la voz que podía comer comida boliviana en condiciones....
Desilusión total "La Perla Boliviana" está ahora en mi listado de locales chernobyl, no había mis choricitos, pedí un chicharrón de cerdo... decisión nefasta, la carne tenía un más que sospechoso color negruzco caca y sabor parecido, el mote creo que andaba camino de la maceración para hacer chicha o algo así. El refresco de mockonchinchi tenía mas azúcar quemada para darle color y dos puñeteras bolas hervidas mil veces. Calor asfixiante... y mujeres ná de ná, sólo unas cuantas familiares (o eso parecían ) del evo katari ayma.
Cabreado por perder mis 11 euros, hambriento me dirigí hacia el metro cuando a la distancia divisé un hermoso trasero coronado hacia arriba por una larga cabellera castaña y el andar típico del oriente de Bolivia, seguí con la mirada la estela de suspiros que arrancaba a su paso deteniéndose y perdiéndose en "La Choza". Mis hormonas me impulsaron a velocidad de flash hacia aquel lugar, y oh sorpresa oh era otro local de comida. Sin escarmentar por lo que me había pasado media hora antes (así de cuerudo soy) pedí un plato de charke y jarra de mokonchinchi... Qué diferencia... carne de vaca (no de llama) en su punto, mote fresquito, llajua picante, y mi mokonchinchi helado y con cuatro bolas dulces y carnosas. Hacía calor y la camarera de acento oriental muy gentil me acerca un ventilador junto a mi mesa...
Después de saborear lentamente (hecho al sibarita) mi plato, la cuenta me la trae un viejo colega , 10 años atrás que no nos veíamos, Daniel Valencia. Un fuerte abrazo de oso precedió a la súplica suya de que le espere media hora para cambiarse de atuendo y celebrar como se merecía este reencuentro a la que se nos uniría Vania su prima que estaba con una amiga en otra mesa más adentro.... la verdad es que la sensación de alegría del reencuentro con un viejo colega y la promesa de cervezas sin fin quedaron pequeñas cuando ví venir a mi colega con ropa de salida acompañado de un bellezón de melena negra y la bella del trasero infartante y cabello castaño que me guió a este local.... era Vania su prima.
Hace 10 días que Daniel es ya mi nuevo primo y yo soy un vaniófilo sin remedio.