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viernes, 10 de septiembre de 2010

Boquerón, Extractos del Diario de Campaña del teniente coronel Manuel Marzana II

En los campos de Boqueron: esqueleto con uniforme. Cuadros como éste se encontraban frecuentemente en los campos de batalla en que los cadáveres no fueron enterrados. Es un soldado boliviano del célebre regimiento Colorados, muerto frente al Fortin Boquerón, en la brava batalla de Septiembre de 1932, que duró 20 días.
Los paraguayos sitiaron al Fortin; los bolivianos ofrecieron una tenaz resistencia sufriendo atrozmente el hambre y la sed, recibiendo algunas provisiones lanzadas desde los aviones. Los paraguayos sufrieron grandes pérdidas pero llegaron a pocos metros de las trincheras enemigas; cuando se disponían a pasar al asalto que definiría la lucha, se vieron trapos blancos en las trincheras,  se habian comido hasta las mulas.


Si se observa la foto detenidamente, se constatará que la mano izquierda con su antebrazo, que se hallan en el sitio marcado con una cruz, han sido separados del brazo, como si hubieran sido arrancados por un casco de granada. Foto tomada dos meses después del combate.








8 de septiembre




Se escuchan nuevos diparos en dicho puesto y como el fuego se intensifica, se ordena el repliegue de la gente y que las secciones ocupen sus posiciones de apronte en espera de órdenes para romper el fuego. (...) el santo y seña para esta noche: Oruro-Potosí.

La aviación boliviana de exploración descubre el contingente enemigo. La orden del Tcnl. Marzana es terminante: "El destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto".



9 de septiembre- primer día de batalla



En la madrugada comienza el ataque enemigo en forma general y con gran ímpetu en todos los sectores. El furioso ataque es rechazado en todos los puntos con un fuego vivísimo y certero. (...) La resistencia es firme y resuelta. No hay signos de nerviosidad se combate con disciplina. (...) el fuego enemigo se intensifica más; es la preparación para entrar al asalto. Se vienen con la bayoneta calada y dando sus gritos característicos nuestros fusileros también calan la bayoneta para resistir el choque; nuestras ametralladoras livianas y pesadas, así como los fusileros, rompen un mortífero fuego sobre los atacantes: filas enteras con sus oficiales a la cabeza, caen segadas por nuestros proyectiles, el fuego es mortífero y horroroso y obliga al enemigo a vacilar y detenerse; algunos retroceden, pero la mayor parte caen detrás siguen más líneas de tiradores que avanzan con brío y entusiasmo, aunque siguen la misma suerte que los primeros. Los sobrevivientes retroceden y huyen hacia los montes vecinos, perseguidos por los disparos de nuestras armas.

A las 5:30 de la mañana, la artillería paraguaya abre fuego sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas. A las 7:00 en las trincheras bolivianas, se escuchó la carga paraguaya a los gritos de "¡Aña memby....! ¡Viva el Paraguay! ¡Muerte a los bolí!".



Se trataba de regimientos íntegros de caballería y artillería, entre los que sobresalía en el centro el Regimiento Curupayty, desalojado de Boquerón el 31 de julio, y que por tanto pidió el honor de atacar primero. A los 100 metros de distancia la descarga de fusilería boliviana los frenó en seco. Cayeron centenares de jinetes con sus cabalgaduras. La carga había fracasado, decenas de muertos quedaron en el campo de nadie.


Reordenadas las tropas paraguayas, atacaron por segunda vez. En esta oportunidad, se debía arrasar con el fortín. Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un nuevo asalto con la bayoneta calada. El ataque fue rechazado con gran cantidad de bajas para los sitiadores. Esta vez los oficiales paraguayos ya no encabezaron el avance de sus tropas.

Ocho intentos desesperados sólo obtuvieron el mismo resultado: centenares de muertos paraguayos. En el fortín, mientras tanto, una veintena de efectivos bolivianos resultaron víctimas de la artillería del enemigo.

La desorganización de la retirada paraguaya provocó claros en el cerco; así, al anochecer, un destacamento de jóvenes orureños del 14 de Infantería, al mando del Cap. Tomás Manchego, logró ingresar a Boquerón en camiones. Transportaba dos ametralladoras Vickers, que fueron ubicadas en la denominada "Punta Brava", sector potencialmente vulnerable del fortín.





10 de septiembre-segundo día de batalla



A Hrs. 3 de la madrugada se reinicia el ataque. El enemigo rompe el fuego con una cortina de artillería para proteger a las tropas de infantería. (...) La falta de contingentes que apoyaran nuestros flancos, hizo posible que las tropas paraguayas cercaran el fortín, quedando desde aquel momento cortados de toda comunicación, salvo la que nos podía proporcionar la aviación. (...). El fuego dura toda la noche con intervalos y bajo éste nuestras tropas rechazan muchos asaltos de las tropas paraguayas. Son verdaderos tanteos del enemigo tratando de encontrar un lugar una brecha por donde irrumpir al interior (...) el insistente bombardeo provocó 7 muertos y 10 heridos entre la tropa.

Desde las posiciones ocupadas un día antes, el ejército paraguayo dispara sobre las posiciones bolivianas empleando cañones, morteros y armas automáticas en un algo derroche de municiones.



El Mayor boliviano Lairana, comandando una fracción del 14 de infantería, marcha rumbo a Boquerón con la misión de explorar el camino a Isla Poí. Al recibir informaciones de que los paraguayos se habían retirado de ese sector, no toma precauciones y su unidad es sorprendida por un "cuatrereaje" cerca a Boquerón.


Los camiones en que trataban de ingresar al fortín son emboscados por ambos lados de la picada (camino abierto a través del bosque), cayendo el 50% de los hombres. En esas condiciones totalmente adversas el Teniente boliviano Rosendo Villa, bayoneta en mano, se lanza contra el nido de ametralladoras ubicado a 20 metros por delante, esquivando la metralla, logra penetrar de un salto en la trinchera, acallándola y salvando la vida de los pocos sobrevivientes de esa acción. El cuerpo del Tte. Villa, jamás fue encontrado ni por bolivianos ni por paraguayos, lo que le ganó el título de "Teniente Fantasma" y a su destacamento como "Brigada Fantasma". Entre algunos miembros de la brigada fantasma se encuentran los tenientes A. Teleche, Rosendo Villa, Hugo Rada y el Sbte. Hernán Salazar y Melquiades Cossío. El Comandante Lairana cae prisionero con todos los sobrevivientes.

Mientras tanto, en la batalla misma por el fortín, las cosas se mantenían como el día anterior. Estigarribia reajustó la táctica, pues informes de prisioneros bolivianos indicaban la existencia de 6.000 combatientes y 600 oficiales. En realidad sólo había 1200 combatientes: su comandante, un mayor, 4 capitanes, 7 tenientes, 14 subtenientes, 2 médicos, un sanitario un chófer y soldados.


De esta manera solicita refuerzos; el asunto exigía un sitio formal para obtener la rendición de los bolivianos. Así, la táctica consistió en una operación de hostigamiento, con morteros, granadas y ametralladoras que harían fuego contra las trincheras.



1 comentario:

  1. BOQUERON

    SEISIENTOS DE BOQUERON
    TRECIENTOS DE LAS TERMÓPILAS
    TREINTA Y TRES DE FILIPINAS
    DUROS SOMOS DE PELEAR
    CON SANGRE INDOLATINA

    SOLDADITO BOLIVIANO
    FUERTE DE TU RAZA ANDINA
    HURACAN DE FUEGO CONTRA
    SEISIENTOS MOZOS DE RIÑA

    SOBREVIVIERON DOCIENTOS
    BRAVOS QUE NO SE RENDIAN
    QUEDO SOLO EL CAMPAMENTO
    EL VIENTO BORRO SU IRA

    BRAVO MARZANA DIJERON
    AL VER LA ESCUALIDA FILA
    DE LEONES BOLIVIANOS
    RENDIDA MAS NO VENCIDA.-

    Pablo Etchevehere poeta argentino

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