La batalla se produce en dirección de Yucra notándose mucha actividad de tropas que pasan a reforzar las líneas paraguayas.
A las 9 de la mañana vuelan 2 aviones propios sin lastrados ni proclamas.
En horas de la tarde se hacen presentes en el aire 3 aviones paraguayos para ver la lucha a través de los campos enrojecidos por la sangre de los combatientes, evolucionan y observan el teatro de operaciones por bastante tiempo.
Las tropas paraguayas reciben más refuerzos. El bombardeo que se sucede día y noche, no causa daños considerables a los defensores del fortín; pues, de más o menos 6.000 granadas disparadas, sólo alcanzan sus objetivos menos de 50.
Boquerón no se hallaba completamente cercado; existían claros que pudieron ser utilizados para filtrar tropas. Tratando de burlar el asedio, sale en comisión especial el Sbte. Francisco Lazcano Antezana quien, al ser descubierto por el enemigo, recibe cuatro disparos que provocan su muerte.
Por su parte, el Sgto. Deheza, a la cabeza de 16 hombres logra ingresar a Boquerón, rompiendo el cerco desde el sector "Castillo".
El Destacamento boliviano Peñaranda, con una parte del "Campero" y una compañía del Regimiento de Infantería Nº 7 a órdenes del Cap. S. Pol B., apoyados por una pieza de artillería y un pequeño tanque, tratan de romper el cerco por el sector Yujra, siendo rechazados violentamente por el enemigo. En esta acción entrega su vida el Sbte. Alberto Cárdenas Soto.
16 de septiembre-octavo día de batalla
Amanece, en tranquilidad absoluta. A las 10.30 asoman 2 aviones propios y arrojan 5 bultos conteniendo pan y munición para fusiles 940 cartuchos útiles.
En horas de la tarde se desata el fuego de obuses 105 hostigamiento a varios sectores entre las posiciones, patios y avenidas, tiene que ser la preparación de asaltos violentos de la infantería.
Abasteciendo a los defensores de Boquerón, los aviones bolivianos arrojan cinco bultos conteniendo víveres y munición. Una parte cae en el fortín y otra en las filas paraguayas. Nada de este socorro puede aprovecharse ya que el fuerte impacto con tierra los destruye.
Muere en acción el Mayor As. Kenneth John Locart, ingeniero de nacionalidad estadounidense, quien conducía un tanque de guerra, dispuesto a dar socorro a los bolivianos que defendían el fortín.
Por el sector "Ramírez", los tenientes R. Banegas y Arturo Montes rompen el cerco paraguayo y establecen comunicación con Boquerón, conduciendo dos ametralladoras y municiones, al mando de 150 efectivos orureños, soldados del 6º de Caballería. Estos soldados vuelven a fracturar el cerco enemigo para salir de él.
Se observa que la moral de los defensores de Boquerón continúa siendo alta, todos pelean con entusiasmo, causando graves bajas en las filas paraguayas. El enemigo dispara contra los camilleros encargados de los heridos, no obstante exhiben estos la Cruz Roja Internacional.
Cinco mulos embastados irrumpen en el fortín, huyendo del lado paraguayo; los embastes llevan el escudo argentino, prueba de la cooperación que aquel país prestó al Paraguay. Se sabe que los aviones que abastecieron al fortín fueron alcanzados por varios impactos enemigos.
La falta de ataque, y tranquilidad extrema hace temer lo peor en las filas bolivianas: el ataque final.
17 de septiembre-noveno día de batalla
La aurora de este día es saludada con un bombardeo espantoso de más de 30 piezas de grueso calibre, cañones y morteros como ningún otro día y con derroche de munición son control ni reparo.
Parecenos que la intención del comando paraguayo era la de pulverizar a los defensores, antes de abrir brecha en algún lugar de las fortificaciones. Pues luego del bombardeo tan formidable empieza el tableteo de las ametralladoras y de toda la masa de infantes y de caballería (...) obligándonos a poner en acción a todos los defensores de la plaza.
En horas de la tarde ingresan al fortín un batallón del regimiento 14 de infantería a órdenes del teniente coronel Montalvo haciendo un total de 15 oficiales y 300 de tropa.
A las 4 de la madrugada, el enemigo reinicia sus ataques sobre Boquerón, disparando sus 32 piezas de artillería y morteros, sin causar efectos.
La gallarda y poderosa Escuela Militar de Cadetes del Paraguay, llega para reforzar las unidades que atacan Boquerón. La Escuela Militar, comandada por el My. Bray, estaba compuesta de 1.600 hombres, considerada la mejor unidad del Ejército enemigo, "haría reventar las paredes de Boquerón".
Su comandante les arengó: "Hoy vamos a tomar Boquerón, no hay bolivianos que nos detengan, brindo por anticipado el triunfo con un trago de caña paraguaya".
Dictadas las órdenes de ataque, los cadetes de la Escuela Militar se lanzan al ataque y son recibidos por ráfagas de ametralladoras de los defensores bolivianos, que causan numerosas bajas. Muchos cadetes quedan tendidos en el pajonal y los demás se desbandan atemorizados ante el asombro de su Comandante Bray que se enfrenta con un suboficial, quien le contesta en guaraní: Ojhasa pá nicó oré acá así pila bolí (pasaron por encima de nuestras cabezas los bolivianos). Era debido a que una fracción boliviana al mando del Tcnl. Montalvo, que debía ingresar a Boquerón, llegó por retaguardia al iniciarse el ataque enemigo y desabarató el asalto de los soldados paraguayos.
18 de septiembre-décimo día de batalla
A las 4 de la madrugada se presenta el teniente Grosberger con 40 hombres y entrega 8 cajas de munición y algo de víveres. Se ordena para este grupo de hombres un descanso en las zanjas.
A las 10.30 es conducido un soldado paraguayo Luis Aquino quién dice ser de Alberdi a esta hora hay parte de que el sector del capitán Romero es fuertemente atacado pidiéndose refuerzos.
Continúa el hostigamiento sobre Boquerón con todo tipo de armas. Las ametralladoras paraguayas barren las copas de los árboles en el supuesto de que en ellos se encuentren francotiradores bolivianos.
Las unidades bolivianas que tratan de romper el cerco son las siguientes:
Reg. Infantería 4 con 200 plazas; Reg. Infantería 5 con 300 plazas; Reg. Caballería 6 con 220; Reg. Lanza con 110 plazas; Reg. Azurduy con 80; Reg. Infantería 16 con 500; Grupo de Artíllería Calero con 40; Grupo Morteros con 60; Reg. Caballería con 300.
Un total de 2.400 hombres que enfrentan a más de 10.000 soldados enemigos bien armados y equipados.
19 de septiembre--undécimo día de batalla.
El estado físico de la gente en el reducto era peor. Espectros armados sin dotación suficiente, sin alimentos y una miserable cantidad de agua infectada que apenas se podía extraer del único pozo que quedaba, controlado por el fuego enemigo.
Continúa el asedio del fortín Boquerón por fuerzas paraguayas que hacen derroche de munición de todos los calibres, sin obtener resultado alguno.
Salen de Boquerón con una fracción de 45 hombres del Regimiento Lanza hacia Castillo, los Subtenientes N. Grosberger y Luis Estenssoro Machicado, quienes son sorprendidos por ráfagas de ametralladoras a pocos kilómetros del fortín.Estenssoro recibe heridas en la cabeza, el pecho y las espaldas y en un acto de desesperación se suicida. Este valiente oficial era descendiente del Benermérito Cnl. Miguel Estenssoro que encabezó una expedición al Chaco en 1888.
Durante todo el día y la noche, Boquerón soporta estoico el castigo de las balas enemigas que no cejan en su intención de rendir las armas bolivianas dispuestas hasta el último sacrificio.
UNA HERIDA DE GUERRA. Observar que enorme destruccion ha causado una ráfaga de ametralladora en esta pierna fracturada y desgarrada que hubo que amputar por debajo de la rodilla. Los dos huesos rotos, la aponeurosis y los musculos desgarrados, formando sangrientos colgajos que se resecan, practicándosele simultaneamente la esquirlectomia o extraccion de pequeños fragmentos óseos, que denotando una gran pérdida de hueso, nos obligó a efectuar ua ampuitacion alta.
Una triste carga de camion. Tres heridos graves que proceden de la linea de fuego, de un flanco alejado, transportados en un camion. Sobre el "yasapé", paja chaqueña, a la izquierda un herido de bala en el abdomen. Debajo del vendaje que circunda el abdomen, surjen los intestinos. El que esta sentado tiene un balazo en el brazo y Otro en el vientre, a traves de los vendajes pasa la sangre. El que se hallaba en la camilla tiene un balazo en la columna vertebral, con paralisis en ambas piernas.
LOS TRES MURIERON.Los prisioneros se alegraban cuando los fotografiaban y pedian que los retratasen quizas con el ánimo de que la foto apareciese en algun diario o revista que pudiera llegar hasta sus familias,para que constatasen que aun se hallaban vivos.
Otra vista del grupo de prisioneros bolivianos. Son los de gorra con visera y los cuidadores paraguayos son los de sombrero.
Ametralladora Vickers de fabricación inglesa. Los bolivianos defensores de Boquerón causaron estragos con su certero fuego diezmando las filas paraguayas que tercamente porfiaban en tomar el fortín.
Oficial paraguayo con dos ametralladoras bolivianas tomadas a los defensores de Boquerón.
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